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Del WhatsApp al Excel a una plataforma: la trampa silenciosa en la gestión de entregas

En la logística de última milla, la operación diaria puede parecer un rompecabezas infinito: conductores que llaman para avisar retrasos, clientes que mandan mensajes por WhatsApp para pedir estatus de su pedido, supervisores que actualizan hojas de cálculo a toda prisa, y gerentes que intentan juntar todos esos datos en reportes para finanzas. Lo que a primera vista parece un sistema flexible y “a la mano” se convierte en una trampa silenciosa: el caos operativo de pasar del WhatsApp al Excel a una plataforma improvisada que nunca termina de funcionar.

Este fenómeno es más común de lo que parece. Empresas que distribuyen productos farmacéuticos, alimentos, retail o incluso mensajería interna suelen comenzar con soluciones caseras porque “funcionan en el momento”. Pero el costo oculto se acumula cada día: retrasos, errores de captura, clientes insatisfechos y, sobre todo, dinero detenido porque la evidencia de entrega no llega a tiempo.

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1. El espejismo de la inmediatez

La primera parada en este viaje es WhatsApp. Y no es casualidad: es una herramienta inmediata, todos los choferes la saben usar y no requiere entrenamiento. ¿Qué mejor forma de confirmar una entrega que una foto enviada al instante?

El problema es que esta inmediatez crea un espejismo. Lo que llega al supervisor son cientos de mensajes desordenados en distintos chats, sin etiquetas claras, sin integración a un sistema central. Buscar la evidencia de una entrega de hace tres días puede volverse una odisea entre grupos y conversaciones privadas.

Lo mismo ocurre con llamadas telefónicas: sí, resuelven rápido en el momento, pero dejan huecos de información que luego nadie documenta. Esa inmediatez se convierte en un boomerang: la empresa depende de la memoria de cada persona, y cualquier error humano puede costar horas de trabajo extra.


2. El “rescate” de Excel

Cuando el WhatsApp se vuelve inmanejable, llega el segundo paso: el Excel. Aquí la operación empieza a registrar manualmente los pedidos, las guías, los estatus y hasta la evidencia. Sobre el papel, parece que todo está bajo control: filas y columnas que ordenan la información.

Pero Excel también tiene su trampa. No fue diseñado para ser un sistema logístico en tiempo real. Actualizarlo implica horas de captura, consolidación de datos de distintos archivos y riesgo permanente de errores humanos: un número equivocado, una fila mal copiada, un archivo desactualizado.

Además, cuando se trabaja con grandes volúmenes de entregas, las hojas de cálculo se vuelven lentas, pesadas y difíciles de compartir. Y lo más crítico: no conectan automáticamente con otras áreas clave, como finanzas o servicio al cliente.

El resultado es un escenario familiar: el supervisor pasa la tarde copiando datos, el gerente financiero pide un reporte que nunca cuadra del todo, y el cliente final sigue esperando una respuesta clara sobre su pedido.

3. La ilusión de “parchar” con plataformas aisladas

Ante este desorden, muchas empresas dan el siguiente salto: implementar una plataforma aislada que promete resolver la operación. Puede ser un sistema genérico de gestión, un software de monitoreo de GPS, o incluso un CRM adaptado para logística.

El problema es que estas plataformas no siempre están diseñadas para la última milla ni se integran con los procesos de facturación, cumplimiento normativo o atención al cliente. Lo que sucede entonces es que la empresa termina repitiendo el mismo ciclo: ahora, además de WhatsApp y Excel, tiene una plataforma más que alimentar manualmente.

La paradoja es clara: en lugar de simplificar, se añaden más capas de complejidad. La operación depende de tres, cuatro o hasta cinco canales paralelos. Y lo que parecía un paso hacia la digitalización termina siendo una trampa que consume tiempo, dinero y energía.

4. El costo invisible del caos

Lo más grave de este viaje de WhatsApp al Excel a una plataforma es que sus costos son invisibles al principio, pero devastadores en el mediano plazo.

  • Retrasos en cobranza: si la evidencia de entrega no llega de forma centralizada y validada, la factura tarda días o semanas en cobrarse.

  • Clientes frustrados: una promesa de entrega incumplida o una respuesta lenta puede hacer que el cliente pierda confianza.

  • Errores operativos: cada canal adicional multiplica la posibilidad de que un dato se pierda o se capture mal.

  • Tiempo desperdiciado: supervisores y gerentes dedican más horas a reconciliar datos que a mejorar procesos.

  • Falta de visibilidad: al no tener un sistema único, es imposible medir con precisión indicadores clave como porcentaje de entregas a tiempo, rutas más eficientes o desempeño de choferes.

Estos costos silenciosos no aparecen en la hoja de Excel, pero afectan directamente la rentabilidad y competitividad de la empresa.

5. La salida: centralizar y automatizar

La verdadera transformación no consiste en “brincar” de una herramienta a otra, sino en centralizar toda la operación en una plataforma diseñada específicamente para la gestión de entregas.

Un sistema integrado elimina la necesidad de depender de múltiples canales. La evidencia de entrega se captura directamente en la aplicación, los reportes se generan en tiempo real y la información fluye hacia finanzas y servicio al cliente sin duplicación de esfuerzos.

Además, permite algo que WhatsApp y Excel nunca podrán dar: visibilidad completa del proceso. El gerente puede saber cuántas entregas se han completado, cuáles están en riesgo de retraso y qué cliente requiere atención prioritaria, todo en un solo panel.

6. Más que tecnología: un cambio cultural

Adoptar una plataforma única no es solo una decisión tecnológica, también es un cambio cultural. Implica dejar atrás el hábito de “resolver rápido con un mensaje o una llamada” y apostar por procesos más estructurados y confiables.

La resistencia inicial suele ser fuerte: choferes que prefieren mandar un WhatsApp, supervisores que dominan sus hojas de cálculo, gerentes que confían en su Excel de toda la vida. Pero la experiencia demuestra que, una vez implementada la solución adecuada, la operación se vuelve más ágil, más clara y más rentable.

Conclusión

El camino del WhatsApp al Excel a una plataforma refleja una realidad silenciosa: la mayoría de las empresas comienzan con soluciones improvisadas que luego se convierten en un obstáculo para su crecimiento.

La pregunta que cada gerente de logística debería hacerse es: ¿cuánto le cuesta a mi empresa seguir atrapada en esa trampa?

Centralizar y automatizar no es un lujo, es la única manera de transformar la última milla en una ventaja competitiva. Y en un mercado donde cada minuto cuenta, dar ese paso puede ser la diferencia entre crecer… o quedarse atrapado en un chat interminable y una hoja de cálculo infinita.

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Carla Serrato
Carla Serrato
Especialista en ciencias sociales y de comportamiento. Carla no solo asesora a nuestro departamento de UX en INMEDIATUM sino que su investigación permite optimizar nuestros algoritmos de inteligencia artificial como para la prevención de riesgo crediticio, genera mejor adherencia a tratamientos médicos, reconocimiento facial para identificar rasgos de la personalidad entre otros.

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