Armar una estrategia incluyendo una plataforma digital puede ayudar a las empresas a pasar de un modelo de “hacer uno, vender uno” a convertirse en orquestadores de red.
Introducción: la era de las plataformas está aquí
La cuarta Revolución Industrial está en marcha, con la fabricación inteligente, la impresión 3D y otras tecnologías que impulsan los cambios fundamentales del mercado y las olas de disrupción impulsada por lo digital. Muchas empresas están viendo la creación y captura de valor de formas novedosas, alejándose de los productos heredados como ofertas independientes y hacia los generadores de productos y soluciones de datos y conocimientos. A medida que este mundo impulsado por IoT madura, las empresas B2B deben reconsiderar sus productos y servicios para prosperar en un entorno de Industria 4.0, o arriesgarse a quedarse atrás por competidores nativos digitales más ágiles. En industrias que van desde la publicidad hasta la fabricación y el software empresarial, el valor reside cada vez más en los flujos de datos e información.
Este artículo ofrece una perspectiva sobre cómo esas mismas tecnologías y capacidades digitales se pueden monetizar a través de estrategias basadas en su plataforma digital.
Tener una plataforma digital se han vuelto cada vez más común. En el nivel más básico, ayudan a que los recursos y los participantes sean más accesibles entre sí según sea necesario. Generalmente son creadas y son propiedad de una sola entidad, un orquestador, que trabaja para ensamblar una combinación de ofertas fundamentales lo suficientemente convincentes como para alentar la participación activa de otros jugadores. Cuando se diseñan correctamente, pueden convertirse en poderosos catalizadores de ecosistemas ricos en recursos y participantes. Lo que ocurre en estos ecosistemas varía según la naturaleza de la plataforma y los jugadores a los que convoca. Inmediatum ha categorizado las plataformas en 4 categorías que representan cómo una organización puede crear valor para sí misma y para los participantes.
Las plataformas de movilización llevan a la acción los intereses comunes. Estas plataformas van más allá de las conversaciones y los intereses y se centran en hacer que las personas actúen juntas para lograr objetivos más amplios. Debido a la necesidad de una acción colaborativa a lo largo del tiempo, estas plataformas, incluidas las redes de suministro y las operaciones de distribución, tienden a priorizar las relaciones a largo plazo sobre las transacciones aisladas y a corto plazo. Estas plataformas abarcan una amplia gama de industrias, incluidos los servicios financieros, los productos de consumo y la automoción.
Las plataformas sociales, que incluyen algunos de los sitios de redes sociales más conocidos, son similares a las plataformas de agregación en el sentido de que reúnen a muchas partes interesadas. Dicho esto, las plataformas sociales son únicas en la naturaleza a largo plazo de las relaciones que facilitan; el objetivo es menos completar una transacción que alinear a las personas con áreas de interés común.
Las plataformas de agregación reúnen una amplia gama de recursos relevantes y ayudan a los usuarios de la plataforma a conectarse con los recursos más apropiados. Estas plataformas tienden a basarse en transacciones o tareas e incluyen plataformas de mercado y corredores.
Las plataformas de aprendizaje son redes de varios lados que facilitan la transferencia de conocimientos y reúnen a los participantes para compartir conocimientos a lo largo del tiempo. Estas plataformas tienden a fomentar relaciones profundas y basadas en la confianza, con los participantes capaces de realizar su potencial solo trabajando juntos.
En conjunto, se prevé que estos tipos de plataformas capten unos 10 billones de dólares en valor global durante la próxima década. Gran parte de este valor será desbloqueado por las empresas que utilizan plataformas para cambiar fundamentalmente la naturaleza de cómo operan y ofrecen valor.
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