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Errores pequeños en la última milla que hoy te cuestan tiempo, dinero y credibilidad

En la operación diaria, la última milla suele verse como “la parte final” del proceso logístico. Sin embargo, para un Gerente de Operaciones, es justamente donde se concentran los mayores riesgos operativos. Lo más peligroso no son los grandes fallos evidentes, sino los errores pequeños en la última milla que se normalizan con el tiempo y que, sin darte cuenta, drenan recursos, desgastan al equipo y dañan la percepción del cliente.

Estos errores rara vez aparecen en un reporte financiero inmediato, pero su impacto se acumula todos los días. Identificarlos y corregirlos a tiempo marca la diferencia entre una operación que escala y una que vive apagando incendios.

1. Confiar en que “si se entregó, todo está bien”

Uno de los errores pequeños en la última milla más comunes es asumir que una entrega realizada equivale a una entrega validada. En la práctica, muchas operaciones siguen dependiendo de mensajes, fotos sueltas, firmas ilegibles o confirmaciones verbales.

El problema no es la entrega, sino la falta de evidencia estandarizada y accesible. Cuando esa prueba se solicita días después —por cobranza, auditoría o un reclamo— el equipo operativo pierde horas buscándola o, peor aún, no puede comprobarla.

Este error cuesta tiempo, genera fricción interna y expone a la empresa a conflictos innecesarios con clientes.

2. Evidencias dispersas en múltiples canales

WhatsApp, correo, llamadas, carpetas locales, fotos en teléfonos personales. Otro de los errores pequeños en la última milla es permitir que la evidencia de entrega viva en demasiados lugares.

Cada canal adicional aumenta la probabilidad de pérdida de información, duplicidad de trabajo y errores humanos. El resultado es un back office saturado que invierte más tiempo “ordenando” que optimizando la operación.

Cuando no existe una única fuente de verdad, la operación se vuelve reactiva y dependiente de personas clave, no de procesos sólidos.

3. Reprocesos invisibles que nadie mide

Muchas operaciones no registran el tiempo que su equipo dedica a:

  • Reenviar evidencias

  • Aclarar entregas

  • Responder reclamos

  • Corregir información incompleta

Estos reprocesos parecen pequeños, pero acumulados representan uno de los errores pequeños en la última milla con mayor impacto económico. No aparecen en un KPI tradicional, pero consumen horas hombre todos los días.

Para un Gerente de Operaciones, lo que no se mide no se mejora, y lo que no se mejora termina escalando en costo.

4. Sobrecargar al repartidor con tareas administrativas

Pedirle al repartidor que capture demasiada información, tome fotos específicas o siga procesos poco intuitivos es otro error frecuente. Cuando el proceso no está diseñado para el campo, el resultado es evidencia incompleta o mal capturada.

Este es uno de los errores pequeños en la última milla que afectan directamente la calidad de la información sin que el problema esté en la ejecución, sino en el diseño del proceso.

Una mala experiencia para el repartidor termina siendo un problema operativo para toda la organización.

5. Falta de visibilidad en tiempo real

Muchas decisiones operativas se toman con información retrasada. Saber que “algo salió mal” horas o días después limita cualquier capacidad de reacción.

Entre los errores pequeños en la última milla, este es especialmente peligroso porque genera una falsa sensación de control. La operación “parece” estable hasta que el volumen crece o un cliente clave exige mayor precisión.

La visibilidad en tiempo real no es un lujo, es una herramienta básica para anticiparse a problemas antes de que se conviertan en crisis.

6. No conectar la última milla con el flujo de efectivo

Cuando la evidencia de entrega no fluye correctamente, el impacto no se queda en operaciones. Afecta directamente a finanzas y cobranza.

Uno de los errores pequeños en la última milla más costosos es no entender que cada retraso en validar una entrega puede convertirse en días extra de crédito, disputas o facturas detenidas.

Una operación eficiente no solo entrega bien, también permite cobrar más rápido.

7. Normalizar el “así siempre ha sido”

Tal vez el error más silencioso de todos. Cuando los problemas se repiten, el equipo se acostumbra. Lo que antes era una excepción se convierte en rutina.

Este tipo de mentalidad perpetúa los errores pequeños en la última milla y bloquea cualquier intento de mejora. El crecimiento del negocio expone estas debilidades tarde o temprano.

Las operaciones que escalan con éxito son las que cuestionan procesos antes de que fallen.

Cómo empezar a corregir estos errores

Corregir los errores pequeños en la última milla no requiere reinventar toda la operación, sino enfocarse en tres pilares clave:

  1. Estandarización de la evidencia de entrega

  2. Centralización de la información en un solo sistema

  3. Visibilidad en tiempo real para operación y finanzas

Cuando estos elementos están alineados, la operación deja de ser reactiva y empieza a ser predecible, controlable y escalable.

Conclusión

Los grandes problemas operativos rara vez nacen de un solo error grave. Surgen de muchos errores pequeños en la última milla que se repiten todos los días sin ser cuestionados.

Para un Gerente de Operaciones, detectar y corregir estos detalles no solo mejora la eficiencia, también protege la credibilidad de la empresa frente a clientes, equipos internos y socios estratégicos.

La última milla no es el final del proceso: es donde se define si todo el esfuerzo previo realmente valió la pena.

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Carla Serrato
Carla Serrato
Especialista en ciencias sociales y de comportamiento. Carla no solo asesora a nuestro departamento de UX en INMEDIATUM sino que su investigación permite optimizar nuestros algoritmos de inteligencia artificial como para la prevención de riesgo crediticio, genera mejor adherencia a tratamientos médicos, reconocimiento facial para identificar rasgos de la personalidad entre otros.

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