En muchas empresas que venden productos con entrega a crédito, la logística es vista como un “medio” para cumplir con lo que ventas prometió. Y en teoría, eso suena lógico. Pero la realidad es más compleja. Porque cuando logística falla, no sólo afecta al cliente final: paraliza la cobranza, tensiona a los equipos y genera pérdidas invisibles que nadie está rastreando.

Este artículo no es sobre tecnología. Es sobre dolores operativos profundos de desconexión que frena que se esconden bajo frases como:
“El cliente dice que no recibió nada.”
“No tengo la evidencia de entrega.”
“Ya pasó una semana y aún no podemos facturar.”
“El cliente firmó, pero no es la persona autorizada.”
“No tengo cómo comprobar que entregamos a tiempo.”
Y detrás de esas frases hay tres áreas clave que no están alineadas: logística, ventas y finanzas. Vamos a desmenuzar el problema.
1. La logística entrega productos, pero no certezas
El trabajo del área logística no termina cuando el producto llega. Termina cuando existe una prueba clara, trazable y confiable de que se entregó correctamente.
Pero en muchas empresas, aún se depende de prácticas como:
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Guías firmadas en papel que tardan días en llegar.
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Evidencias por WhatsApp que no están sistematizadas.
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Choferes que no capturan el nombre del receptor.
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Fallas en los tiempos de carga de rutas.
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Falta de control sobre quién recibió o rechazó la entrega.
¿El resultado? El equipo de cobranza no puede emitir la factura o el área de ventas se enfrenta a reclamos del cliente. Y todo esto ocurre cuando ya pasó una semana, o más.
2. Ventas promete lo que logística no puede sostener
En su urgencia por cerrar negocios, desconexión que frena tu crecimiento y muchas áreas comerciales ofrecen plazos de entrega “express”, condiciones de pago flexibles y, en algunos casos, productos sin existencia real.
Esto genera una cadena de problemas:
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Logística se entera tarde de los pedidos.
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Las rutas se saturan o se improvisan.
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Se entregan pedidos incompletos o sin preparación.
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No se registran evidencias porque “había que entregar como sea”.
La consecuencia es brutal: el cliente queda insatisfecho, no se puede facturar y la cobranza se detiene. A largo plazo, esto destruye la relación con el cliente y desgasta a todo el equipo.
3. Finanzas no puede cobrar sin evidencia
Aunque se hayan entregado los productos, el equipo de finanzas o cuentas por cobrar no puede hacer nada sin documentos de respaldo. Las auditorías internas o externas requieren evidencia, y más si los clientes son grandes cadenas, farmacias o instituciones gubernamentales.
Lo más frustrante:
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A veces el cliente sí recibió.
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A veces el chofer sí tomó una foto o pidió firma.
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Pero nadie sabe dónde quedó esa prueba.
Y el flujo de efectivo se ve afectado por razones que no tienen nada que ver con ventas, sino con un punto ciego entre la entrega y la documentación.
4. El problema real: nadie se habla con nadie
En teoría, logística, ventas y finanzas deberían trabajar como un engranaje. Pero en muchas empresas son islas operativas:
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Logística no sabe por qué una entrega era tan urgente.
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Ventas no sabe que una zona está saturada de pedidos.
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Finanzas no sabe que la evidencia se entregó a mano.
Y todos se echan la culpa.
Cuando en realidad, lo que falta no es voluntad, sino visibilidad compartida.
5. El verdadero costo: flujo detenido, reputación dañada
¿Cuánto le cuesta a una empresa que cada factura se retrase 5 o 7 días porque no se encuentra la evidencia de entrega?
Vamos a pensar en este escenario:
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100 entregas semanales a crédito.
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Cada una representa $5,000 MXN.
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15% de ellas se retrasan en facturar porque falta la prueba.
Eso representa:
$75,000 MXN de flujo detenido por semana.
$300,000 MXN al mes.
Y eso sin contar el desgaste con los clientes, el tiempo del equipo de cobranza y la fricción interna.
¿Cómo se soluciona esto?
No basta con digitalizar la logística. Se necesita una visión de integración operativa, donde la entrega no es solo un transporte, sino un momento crítico que activa o frena el ciclo financiero de la empresa.
Algunas buenas prácticas para empezar:
✅ Establecer un protocolo de entrega con recolección de evidencia digital (foto, firma, ubicación, hora).
✅ Asegurar que el área de finanzas tenga acceso inmediato a esa evidencia.
✅ Incluir a logística en las juntas comerciales cuando se pactan entregas complejas.
✅ Capacitar a los choferes sobre la importancia de cada entrega como parte del ciclo de venta.
✅ Revisar los errores o rechazos con datos reales, no suposiciones.
Conclusión: la entrega es el nuevo punto de quiebre
Durante años, las empresas se enfocaron en vender más. Pero hoy, en un mercado exigente y con clientes que compran a crédito, entregar bien y cobrar rápido es igual de importante que vender.
La desconexión que frena tu crecimiento entre logística, ventas y finanzas ya no puede seguir siendo un problema invisible.
Porque el que entrega mal, cobra lento.
Y el que cobra lento, deja de crecer.
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