Durante años, Arturo —director financiero de una distribuidora de medicamentos— pensaba que su mayor reto era la rotación de inventario o la fluctuación en los costos logísticos. Hasta que, en una junta mensual, notó algo que lo hizo fruncir el ceño.
Más del 40% de las facturas a crédito estaban fuera de plazo de cobro.
El problema era la entrega. O mejor dicho, la falta de una entrega sin evidencia clara.

Cuando “sí se entregó” no es suficiente
Arturo llamó al gerente de operaciones.
—¿Se entregaron todos los pedidos de ese lote?
—Sí, claro. Tengo las fotos… creo que el repartidor las mandó por WhatsApp.
Ese fue el momento en el que se encendió la alerta.
Las entregas sí se estaban haciendo, pero no se podían comprobar de forma profesional y trazable.
Y el cliente, con toda razón, pedía una prueba sólida antes de liberar el pago.
Porque en el mundo B2B, lo que no se valida, no se cobra.
Una entrega sin evidencia puede costarte semanas
Parece un detalle menor… hasta que te das cuenta de todo lo que puede desencadenar:
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Correos ida y vuelta con el cliente pidiendo fotos, firmas o confirmaciones.
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El equipo de logística buscando evidencia en el celular del chofer.
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La factura estancada.
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Y con ella, el flujo de efectivo.
Una sola entrega sin respaldo puede retrasar el cobro de miles de pesos durante semanas, afectar la planificación financiera y, en el peor de los casos, desgastar la relación con el cliente.
Automatizar la validación no es un lujo, es una estrategia financiera
Cuando Arturo entendió que su problema no era contable, sino logístico, tomó una decisión clave:
automatizar la validación de entregas.
Ahora, cada entrega de su empresa genera, sin intervención manual:
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Geolocalización del punto de entrega
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Foto del producto en destino
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Firma digital del receptor
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Registro de hora exacta
Todo eso, centralizado en una sola plataforma, con acceso tanto para finanzas como para logística y atención al cliente.
El resultado fue claro:
Reducción del tiempo promedio de cobro en un 60%.
Y lo mejor: su equipo dejó de jugar al detective… y volvió a hacer lo que mejor sabe: gestionar estratégicamente los recursos de la empresa.
El miedo que nadie dice… pero que todos tienen
El mayor miedo de un CFO no es vender poco.
Es vender bien y no poder cobrar.
Por eso, hoy más que nunca, una entrega sin evidencia sólida no es solo un tema de operación.
Es una decisión financiera.
¿Y tú?
¿Vas a seguir confiando en mensajes de WhatsApp y fotos sueltas… o vas a blindar tu flujo de efectivo?
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