Las organizaciones están cada vez más presionadas para proteger los datos de los clientes y garantizar que se utilicen de manera responsable. Para hacerse responsables, las empresas necesitan un programa de datos formalizado que regule el uso ético de datos
La vigilancia digital y la tecnología se han puesto al frente de la discusión pública durante la pandemia mundial de coronavirus. Las empresas y las entidades gubernamentales tienen volúmenes de datos de clientes al alcance de la mano, y la cantidad no hace más que aumentar. En este contexto, hay debates en curso sobre si es aceptable que los gobiernos rastreen la ubicación de los ciudadanos en cuarentena o utilicen los datos de ubicación de teléfonos móviles para realizar el rastreo de contactos, por ejemplo. A medida que aumenta el acceso a los datos de los clientes, las empresas deben tener estándares claros y transparentes sobre cómo utilizarán esos datos.
Las empresas de todos los tamaños deben tener pautas de protección de datos, pero cuanto más grande es la empresa, mayor es su exposición a los riesgos de datos. Desafortunadamente, la mayoría de las organizaciones no cuentan con reglas claras sobre cómo tratar y proteger los datos de los clientes o cómo prevenir las infracciones. A menudo, esto se debe a que las empresas asumen que la mayor parte de la responsabilidad de protección de datos reside en los reguladores. En otros casos, las empresas intentaron organizar un comité para crear pautas de protección de datos, pero no tuvieron éxito porque no había una visión clara de cómo debería ser el programa o quién debería liderar el esfuerzo fuera de TI.
Sin embargo, tener una buena política, y hacerla cumplir, en torno al uso ético de los datos es una ventaja competitiva para las empresas. A medida que los clientes prioricen la privacidad de los datos, elegirán proveedores que ofrezcan total transparencia sobre la recopilación y el procesamiento de sus datos. La ética de los datos es una prioridad en la agenda de los directores ejecutivos, ya que la negligencia puede tener graves consecuencias, como la pérdida de reputación o el cierre de la empresa. Para crear una política eficaz, las empresas necesitan un programa formal para garantizar que los estándares se mantengan y evalúen periódicamente.
El caso de un programa de datos corporativos
Los reguladores tienden a centrarse principalmente en cómo los recopiladores y divulgadores de datos, como los corredores de datos, los gobiernos y las grandes corporaciones, supervisan la privacidad y la protección de los datos personales, frente a los matices de cómo se utilizan los datos. Si bien muchas legislaturas ya han introducido leyes de protección de la privacidad de los datos, no son tan efectivas como podrían ser. El Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de la Unión Europea, por ejemplo, funciona bien como un sistema de notificación de infracciones, pero no ha sido coherente en la imposición de sanciones para disuadir el comportamiento de la empresa que viola la privacidad de los datos del cliente.
Un programa de datos debe ir más allá de la simple regulación para proteger la privacidad y el uso de los datos de los clientes. Debe centrarse en brindar transparencia sobre qué datos se recopilan y cómo, cómo se usa la información y si esos casos de uso son apropiados. Además, las empresas deberían poder identificar el uso potencial de datos que podría considerarse ilegal (como el análisis de votaciones para influir en los votantes). Actualmente, hay algunos ejemplos prometedores de este tipo de programas en la industria bancaria, aunque ninguna empresa ha surgido como líder claro.
Creación de un programa exitoso de uso ético de datos
Para construir un programa sólido para el uso ético de datos, las organizaciones deben seguir cuatro pasos.
Alinearse con la visión y creencias de la empresa
Las organizaciones necesitan una visión y una misión compartidas sobre cómo se verá su programa de datos, adaptada al contexto de su industria. Tener claro la visión de la empresa, los valores que respalda y cómo un posible caso de uso de datos se alinea con esos valores es fundamental y puede guiar las decisiones sobre el uso de datos. Por ejemplo, una empresa de salud que decide si vender datos seudonimizados puede evaluar la decisión contra su ética de datos.
Tener valores y estándares claros ayuda a las empresas a decidir qué empresas de datos están bien y cuáles no.
Determinar la propiedad de los datos y la mitigación de riesgos
Un buen programa de datos define roles para el uso ético de los datos y la propiedad de los mismos. Entonces, si es necesario anular un algoritmo, por ejemplo, o ajustar el acceso de un sistema a los datos, queda claro quién debe realizar esos cambios. La política del programa también debe aclarar la responsabilidad de la empresa por los datos recopilados y procesados.
Las organizaciones también deben ser conscientes de los riesgos de datos existentes, como el uso de la información de contacto personal del cliente. Si algo sale mal, como un fraude de reclamos en seguros, por ejemplo, la empresa necesitará un proceso de escalamiento seguro. La prudencia y el cumplimiento son facilitadores, no inhibidores, de la creación de valor comercial.
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